Nota: Lucas Pacheco.
Fotos: Bariloche Footgolf.
El reglamento del footgolf, integra los fines del golf: embocar la bola en el hoyo con la menor cantidad de golpes posible, y los medios del fútbol: hacerlo pateando una pelota de tamaño N°5, la que normalmente se utiliza en fútbol 11. La vestimenta tira más por el lado del deporte de palos: chomba, pantalón corto, medias largas y, opcionalmente, gorro; y botines similares a los de futsal. Hay diferentes distancias según cada hoyo, algunas pueden ser de más de 200 metros entre el punto de partida y el banderín, con obstáculos en el medio como bunkers de arena y límites de cancha. Los campos son de alrededor de par 71-72 (cantidad de golpes que un jugador puede hacer -como máximo- para «ganar» la cancha).
Hoy cuatro representantes barilochenses viajarán a General Roca para participar de dos fechas consecutivas del “Roca Tour” de la Asociación Argentina de Footgolf. Aquel certamen otorga al campeón un handicap (puntaje) que sirve para meterse entre los 16 participantes que jugarán la final de fin de año, que por su parte clasifica a un torneo de nivel mundial, en Japón.
Uno de esos representantes es Gustavo Paillalef, que ha logrado ganar un torneo de bronce en el campeonato más importante del país, que casualmente ha sido en Llao Llao. Paillalef recalcó la universalidad del deporte, que puede ser jugado por cualquiera sin discriminación por edad, peso ni altura: “Hay personas de 60 años que juegan mucho mejor que otras de 30. Se vive tranquilo y charlando, sin árbitros, y compitiendo contra la cancha más que contra el rival. En eso posee mucho espíritu del golf.” Además, marcó las cualidades necesarias para ser un buen jugador de footgolf: “Hay que tener precisión mental. Una muy buena salida, y estar tranquilo de mente, porque podés embocar una pelota a 30-40 metros o, por lo menos, dejarla ahí a 3 metros. Juega mucho la mentalidad de las personas, pasa por ese lado. Hay que concentrarse y conocer tus virtudes y tus limitaciones.”
Paillalef, por el otro lado, relató cómo inició esta pasión por el deporte híbrido: “Jugamos una vez en Villa La Angostura, y nos cautivó. Comenzamos a participar de torneos, y la gente de otras regiones nos recibió muy cálidamente”.
Pero, en contraparte, los miembros de Bariloche Footgolf reconocen que no es sencillo practicarlo en la localidad andina: “Acá estamos muy lejos de las competencias. Lo más cercano es Villa La Angostura, Roca o La Pampa. Ya en Buenos Aires hay bastantes más. Intentamos darlo a conocer en Bariloche, pero no hay ningún lugar fijo para jugar. Estuvimos practicando en el km 14, donde habíamos armado una cancha por la que pagábamos alquiler cada vez que queríamos usarla. Pero luego quisieron armarnos un contrato muy caro, y fue inaccesible. Ahora vamos al teleférico a patear de vez en cuando, poniendo puntos de referencia y midiendo la cantidad de golpes. Estamos en vistas de poder usar un predio en El Rebenque, hemos tenido algún contacto y estamos a la espera, no sabemos si se podrá dar. Nos encantaría poder tener un lugar, porque no es lo mismo practicar en cualquier lado o hacerlo en una cancha del deporte. Acá entrenamos en lugares con pozos y desnivel, mientras que después vas a un torneo y te encuentras con césped bien cortado, que parece una alfombra. Ahora, por ejemplo, viajamos sin haber entrenado en los últimos 20 días. Te da ganas de irte una semana antes a Roca para poder entrenar y estar a la altura del resto”.
Los miembros de esta comunidad particular viajan cada vez que hay torneos, y deben recorrer por lo menos 500 kilómetros por tramo para cada certamen: utilizan un fin de semana completo viajando por jugar una o dos fechas de la disciplina que los apasiona.
“El objetivo para el próximo reto en Roca, donde habrá otros 50 jugadores, será ganarle a la cancha (estar por debajo del par, la cantidad estipulada de golpes necesarios para completar los hoyos). Algunas veces lo hemos logrado, a pesar de no haber tenido el mismo entrenamiento que otros que no pudieron hacerlo. Entrenándonos más, con mejor preparación y un sitio fijo, podríamos ser mucho mejores.”
El certamen anual más importante, en el que todos quieren jugar, hay figuras de calibre como Nicolás Garcá, que jugó el último mundial de footgolf, o cracks del fútbol como el Ratón Ayala, que compite también en esta disciplina. Probablemente se dispute otro de ellos en Llao Llao a fin de año, y el equipo local quiere estar preparado para estar al nivel de los visitantes.
Para saber más de footgolf y de la actividad de los representantes andinos, podés visitar su fanpage en Facebook: Bariloche Footgolf.